El legado de Cronos
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En el principio, Urano, el Cielo, se extendía sobre Gea, la Tierra, oprimiéndola sin descanso. De su unión nacían hijos, pero él los encerraba en las profundidades del Tártaro, sin permitirles ver la luz. Gea, sofocada, urdió una rebelión.
Tomó una hoz de pedernal y se la dio a uno de sus hijos, Cronos, el más astuto. Y una noche, cuando Urano descendió, Cronos se alzó contra su padre , lo castró y mató, destronandolo y separando el cielo de la tierra. Así comenzó un nuevo orden.
Cronos tomó el poder. Libre ya del dominio de Urano, gobernó con firmeza. El mundo respiró. Los titanes poblaron la tierra. Gea parecía en paz.
Pero Cronos había oído una profecía: uno de sus hijos lo destronaría, como él había hecho con su propio padre.
Y así, cuando nacieron sus hijos —Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón—, Cronos los devoró uno por uno. No por odio, sino por temor. No por crueldad, sino por el deseo de conservar aquello que había ganado. Tragar al futuro le parecía el único modo de mantener el presente.
Rea, su esposa, cansada de ver desaparecer a sus hijos, escondió al último, Zeus, y en su lugar dio a Cronos una piedra envuelta en pañales. Cronos, cegado por el hábito, se la tragó sin mirar.
Zeus creció en secreto, lejos del alcance del devorador. Y cuando llegó el momento, se alzó contra su padre. Lo hizo vomitar a sus hermanos, uno tras otro, y con ellos luchó hasta destronarlo.
Así terminó el reinado de Cronos. Y con su caída, nació una nueva era, la de los dioses del Olimpo, hijos no devorados, sino crecidos
En casi todas las revoluciones el poder que nace del derrocamiento teme ser derrocado. Y por miedo a su destino, intenta tragarse lo que aún no ha ocurrido. La revolución devora a sus hijos y eso ya los sabían a través de las historias y los mitos los griegos hace 3000 años, seguramente mucho antes si contamos también la cultura transmitida oralmente.
El conocimiento a través de cuentos y mitos son importantes porque transmiten lo que no sabemos que sabemos. El lenguaje secundario ignorado, la pierna derecha que apoya junto a la de la razón para caminar juntas.
Ese es el legado de Cronos.
Un abrazo
Miguel
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